Comenzamos


Siempre es difícil dar un salto en el vacío.

Cuando tienes aprendido el camino, es muy complicado buscar nuevas rutas, lo que hace que muchas veces el viaje sea monótono. Esto implica, además, que hay paisajes que te pierdes no porque no quieras verlos, si no porque desconoces su existencia.



Las personas que conformamos el equipo de Ápeiron llevamos recorridos muchos kilómetros por senderos de todo tipo: de la alta montaña en condiciones extremas, a la suave ladera de una cañada pasando por las siempre refrescantes orillas de los ríos. Pero, precisamente porque no queremos perdernos ningún paisaje, iniciamos en este momento nuestro viaje más arriesgado.


Somos conscientes de la dificultad que entraña, del frío y el calor que vamos a pasar, de las rozaduras de las botas (que nunca son agradables) y hasta, en algunas ocasiones, diremos la conocida frase que alguna vez hemos pronunciado: “¿quién me mandaría a mí meterme en esto?".

Si no tuviéramos claro que esto merece la pena, no estaríamos ahora con la cabeza llena de mil ideas que procesar. El esfuerzo está justificado.

Arranca Ápeiron como un nacimiento más. Con la ilusión entre las manos pero también siendo conscientes de la responsabilidad que asumimos. Salimos del puerto con la alegría de la nueva travesía pero sin saber que nos deparará el océano desconocido.

Y nuestro inicio se produce de la mano de la formación, como no podía ser de otro modo. Procedemos de ese mundo y de ahí arranca toda nuestra experiencia que ahora queremos compartir. Como hemos dicho ya en alguna ocasión, damos el salto de la formación empresarial especializada a la formación individual personalizada.

Esfuerzo, trabajo y responsabilidad son palabras que apuntalan este proyecto pero todo ello sustentado en una palabra que es nuestro motor: ilusión.

Vamos a ello.

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